UN NUEVO RETO: PROGRAMA DE SALUD MENTAL EN LAS ORGANIZACIONES
Detenga esta lectura por un momento y responda cuál es el plural de la palabra salud ¿existe? ¿es complicado? ¿es un juego lingüístico? Si realiza esta pregunta a varias personas se dará cuenta que las respuestas están ligadas a percepciones muy personales y cargadas de valor y que es mucho más fácil valorarla cuando está presente una dolencia, por esta misma razón la salud es un concepto difícil de definir, en el mejor de los casos la entendemos cuando nos hace falta, es decir, cuando estamos enfermos.
La definición más conocida y utilizada es la que brinda la Organización Mundial de la Salud (1946) “La salud es no solo la ausencia de enfermedad física o mental sino es un estado de completo bienestar” Nótese la palabra no solo.
Esta definición se refiere a lo observable, a lo físico, a lo evidente, pero cómo explicamos que una persona comente “El doctor dice que no tengo nada, pero me siento mal” “He salido bien en mis exámenes médicos, pero no me siento bien” “algo me pasa” este tipo de referencias subjetivas se comenzaron a incluir en el año 1949 a través de la unidad de salud mental de la Organización mundial de la salud (OMS) permitiendo que el concepto salud mental se hiciera más conocido. Por esas épocas se relacionaba la salud mental con la teoría psiquiátrica de la medicina y se clasificaba dentro de las enfermedades mentales, esta peligrosa asociación llevó a concluir que la salud mental podía ser conseguida con medicamentos. La Organización mundial de la salud en su plan de acción en salud mental 2013-2030 define la salud mental como “El estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”
Salud mental en el trabajo
Se calcula que las personas pasamos en promedio un tercio de nuestra vida trabajando. La interacción con los compañeros de trabajo, las condiciones laborales pueden afectar la salud mental. Igual que en la salud física nos damos cuenta que algo no anda bien cuando aparece la enfermedad. En la organización, la salud mental cobra protagonismo cuando hay evidencias traducidas en mal clima laboral, tardanzas, accidentes, descansos médicos y toda la cadena de enfermedades que los profesionales de la salud catalogamos como psicosomáticas, es decir la influencia de aspectos emocionales que afectan la salud de una persona.
Lo ideal es que el ambiente de trabajo sea un lugar el cual este ausente de riesgos para la salud física y mental. Un entorno laboral saludable no es solo la ausencia de circunstancias o factores perjudiciales sino factores que promueva la salud del trabajador.
Sin embargo, lo ideal es un escenario por conquistar, se observa que en los ambientes conviven todo tipo de riesgos, siendo el menos estudiado y por lo mismo menos evidente el de salud mental.
Es momento de hablar de los riesgos psicosociales.
Los riesgos psicosociales
La Organización internacional del trabajo OIT desde 1986 define los riesgos psicosociales como “La interacción entre el contenido, la organización y la gestión del trabajo y las condiciones ambientales por un lado y las funciones y necesidades de los trabajadores por otro. Estas interacciones podrían ejercer una influencia nociva en la salud de los trabajadores a través de sus percepciones y expresiones”
En la actualidad se reconocen alrededor de diez riesgos psicosociales presentes en los ambientes laborales. La detección de estos depende no sólo de la aplicación de cuestionarios, inventarios o encuestas, sino de la habilidad del evaluador para evidenciar su existencia.
Los tres más conocidos son:
El burnout
Fue el psicólogo americano de origen alemán Herbert Freundenberg quien intentó explicar por qué un trabajador que ingresó a trabajar motivado sufría un deterioro en la calidad de su trabajo, evidenciando una imagen de cansancio como si estuviera “quemado” y con un marcado desgaste profesional. En 1974 lo definió como “burnout”
Este cuadro se presenta como una percepción excesiva de las demandas laborales y fueron estudiadas con mayor profundidad por Maslach y Jackson quienes añadieron que las personas daban la sensación de no poder continuar trabajando debido al cansancio y fatiga crónica.
Christina Maslach, profesora de la universidad de California en Berkeley, junto con la psicóloga y socióloga Susan Jackson, crearon en 1981 el instrumento de diagnóstico conocido como el inventario de burnout planteando que el agotamiento ocupacional es un tipo de estrés laboral crónico y se puede detectar en tres dimensiones: agotamiento emocional, despersonalización y falta de realización personal.
El mobbing
Mobbing deriva del verbo” to mob” que se traduce como acosar. El primer científico que estudió este concepto fue el austriaco Konrad Lorenz, Premio Nobel de medicina en 1973. Lorenz interesado en la etología animal, describió un escenario violento en la cual los miembros débiles de una misma especie son atacados por los miembros fuertes en el reino animal.
En 1984 el psiquiatra alemán Heinz Leymann se dio cuenta que este acto violento entre animales era replicado en los ambientes laborales. La definió operacionalmente como el uso de la violencia de una persona sobre otra de una forma sistemática, al menos una vez por semana y durante un tiempo prolongado de más de seis meses.
El estrés
De todos los riesgos psicosociales es el más conocido y estudiado por una razón obvia, es la que presenta mayor evidencia fisiológica.
El fisiólogo austrohúngaro Hans Selye (1907-1982) observó que las personas enfermas presentan síntomas subjetivos como fatiga y desmotivación, a este conjunto de síntomas los denominó el síndrome de estar enfermo, pero estos síntomas tenían un correlato en la fisiología de la persona y muchos de ellos presentaban estos síntomas con solo escuchar su diagnóstico. Después de estudiar a varios pacientes determinó que era una respuesta del organismo para adaptarse a una situación percibida como amenazante y la denominó estrés.
La Organización mundial de la salud advierte que cuando un trabajador presenta un cuadro de estrés le resulta difícil relajarse y afecta su capacidad de atención y concentración, alterándose la memoria inmediata (en términos de seguridad disminuye su capacidad para seguir instrucciones) puede causar dolor de cabeza (desde cefalea hasta migraña) o dolores sin causa física aparente, malestar gástrico, dificultades para dormir o alteraciones del apetito. Cuando el estrés se vuelve crónico puede conllevar a problemas de salud y dar lugar a un aumento del consumo de tabaco, bebidas alcohólicas y otras sustancias.
Riesgos psicosociales en los ambientes laborales en el Perú
Existen dos momentos importantes sobre este tema.
El primero ocurre en el año 2012, cuando se promulga la Ley de seguridad y salud en el trabajo (Ley 28793) así como su reglamento DS-005-2012, ambas mencionan por primera vez la evaluación y monitoreo de los riesgos psicosociales.
Al ser mandatorio y al no existir una metodología basada en una realidad peruana, las organizaciones adoptaron diversas estrategias, desde utilizar documentos evaluativos de una universidad colombiana, hasta las evaluaciones psicológicas individuales y grupales.
Un segundo momento es el año 2024, el pasado 11 de junio se publicó el cuestionario de identificación y evaluación de riesgos psicosociales en los lugares de trabajo, con la metodología del Ministerio de salud. Sentando un gran precedente para la evaluación de los estos riesgos.
Programas de salud mental en las empresas
Si entendemos la salud mental en el trabajo como un estado de bienestar es importante considerar que no podemos hablar de salud sin considerar la salud mental.
Mencionamos algunos de los beneficios de tener un programa interno de salud mental:
- Se percibe un mejor clima laboral, los trabajadores son más proactivos para trabajar en objetivos de la organización.
- Se reduce el ausentismo, los trabajadores reportan la aparición de síntomas para su oportuno tratamiento.
- Mayor libertad para expresar sus emociones, expresan sus emociones de una manera asertiva y entienden que una enfermedad está acompañada de una emoción.
- Se reduce el presentismo, mejora la concentración, se aprovecha mejor el tiempo.
- Disminuyen los accidentes, reportan conductas y condiciones inseguras, tienen claro que un accidente ocurre por el no cumplimiento de las normas de seguridad.
- Aumento de productividad.
- Disminuye del costo de asistencia médica externa.
Recomendaciones para instaurar un Programa de Salud Mental en las organizaciones
- Conformar un equipo de salud mental integrado por profesionales psicólogos, de enfermería, trabajo social, nutricionista y médicos, este equipo debe estar en permanente contacto con la alta dirección y el Comité de Seguridad y Salud en el trabajo SST.
- La evaluación no debe limitarse a resultados cuantitativos de encuesta o cuestionario, la evaluación cualitativa brinda información no contemplada en la cuantitativa, así como resultados muchos más descriptivos y precisos.
- Elaborar el plan anual de salud mental considerando las estrategias de prevención primaria, secundaria y terciaria.
- Considerar una metodología vivencial o participativa en las actividades programadas.
Si considerar la salud mental como parte vital en la política de seguridad en las organizaciones es todo un reto, instaurar un programa de salud mental lo es mucho más. Un reto que tarde o temprano tendrán que asumir.
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